Museo Ignacio Zuloaga. Castillo de Pedraza.

Manifiesta el gran pintor eibarrés: En 1908.- “…Yo no quiero pintar más que en Castilla, que es lo más hermoso de España. Te aseguro que, si no estuviera casado, ya estaba tomando el tren para esa querida Segovia.”
En 1909 : “…y no siento más que una cosa, y es el no poder vivir siempre en esa singular Segovia…”
En 1917:” …Hace dieciocho años que voy a Segovia; he pintado en ésa mis principales cuadros y deseo seguir pintando mientas pueda, pues ya he cobrado verdadero cariño a ese pueblo … “
En 1934, en París, Gilbert Gillaume-Reicher publica una entrevista de la que se entresaca estas frases: “Quels sont vos endroits préférés en Espagne, Maître? -J’aime Grenade, et le Mulhayacen, mais surtout j’aime Ségovie”.
Ya en 1945, muy pocos meses antes de su repentina muerte manifestaba: “Por eso amo tanto a Castilla, por eso Castilla me ha dado la plenitud de sus deslumbramientos y penumbras, sus oposiciones vigorosas de azules, granas y amarillos, y esos grises incomparables de sus lejanías caliginosas, los elementos cardinales de los fondos culminantes y de los únicos paisajes integrales que ha perpetuado mi paleta”.
El año 1925 Zuloaga escoge el castillo roquero de Pedraza de la Sierra, en Segovia para colmar esos deseos de tener vivienda en Castilla.
Ahora, en el otoño del año 2011, su nieta, María Rosa Suárez Zuloaga, pone a disposición de Pedraza, Segovia y quienes visiten el castillo una magnífica colección de obras propias del genial vasco así como piezas importantísimas de la colección de arte que, desde su juventud, influenciado por su padre, fue logrando.
Las estancias de Ignacio Zuloaga en Segovia se iniciaron a finales del año 1898.

El descubrimiento de Segovia y las primeras obras que en ella realizó, supusieron su reconocimiento en el mundo artístico europeo.
Durante el citado año 1898 en una vivienda donde residía su familia, Daniel Zuloaga, esposa e hijos, realizó el retrato de éste con sus hijas mayores Cándida y Esperanza, que, a los pocos meses, lo compró en París el gobierno francés para su museo del Luxemburgo. En cuadro lleva por nombre “Mi tío y mis primas”
Será casi de inmediato cuando, el gobierno belga adquiera el cuadro “El alcalde de Juarros de Riomoros y su mujer” para el museo de Amberes; el de Gante, “Tipos segovianos”.
El 18 de mayo de 1899 contrae matrimonio con una señorita de la alta burguesía bordolesa, Valentine Dethomas. Largo viaje de novios, no faltando una prolongada estancia en Segovia. Ese año se le había concedido la Primera Medalla en la Exposición de Arte de Barcelona,
A principios de 1902 se le concede el título de Asociado en el Salón de la Nacional de París, a los que unen los derivados de sus exposiciones en Bruselas, Berlín, Colonia y Düsseldorf.

En Segovia encuentra tranquilidad y motivos que llevar al lienzo. En 1900 le acompañó su más querido amigo de por vida, pintor Pablo Uranga y Díaz de Arcaya.
Alquilan la abandonada “Casa del Crimen”. El cuadro “Ignacio y Uranga pintando” de Daniel Zuloaga, nos acerca a la realidad de ese caserón, donde en una desamparada habitación con sólo un inmenso baúl de madera y los caballetes, es el taller de los dos artistas. Es muy posible que de este estudio salieran, en años inmediatos posteriores, “Enano y dos tipos segovianos”, “Aldeano segoviano con capa y sombrero”, “El poeta DonMiguel”, “Antes del paseo”, “El sereno”, “La calle del amor”, “Coquetería gitana”, “Dos bebedores”, “Penitente con una calavera”, “Viejas casas de Segovia”, “Rincón segoviano”, “Preparativos para la corrida”, “El piropo”, “El vendedor de miel”, “El alcalde de Torquemada” y, quizás, algún otro.
En 1903 obtuvo la Gran Medalla de Oro en Venecia. Es el año que comienza su correspondencia con Rodín, generará una profunda amistas duradera hasta el fallecimiento del Escultor. Será Rodin quien presente, el año 1910, a Ignacio Zuloaga al gran guitarrista segoviano y maestro del flamenco clásico, Amalio Cuenca, otro que será íntimo hasta la muerte de éste.

El comité español excluye a Zuloaga del grupo que representará a España. A la vista de ello, el Gobierno italiano le cursa una invitación especial. Presentó veinticinco obras, catorce “segovianas” .Obtuvo el Gran Premio del Rey de Italia.
Sucesivamente lleva cuadros a Berlín, Dresden, Düsseldorf, Stuttgart, Munich, cuyos éxitos continuarán Londres, Glasgow, Rotterdam, Viena, Praga y Budapest. Informa Zuloaga: En Munich organicé yo mismo mis tres salas y la inauguración tendrá lugar el jueves. La infanta Paz vino a ver mis cuadros con toda su familia y salió asustada
A la exposición (1912) acudió la citada infanta, esposa de Luis Fernando de Baviera, quien con frecuencia veraneaba en La Granja y paseante por Segovia en compañía de familias aristocráticas.
En 1914 acudió por última vez al Salón de la Sociedad Nacional de Bellas Artes de París. Las anteriores fueron: 1894, 1898, 1899, 1903,1905, 1908 y 1912. Este año de 1914 es el que la familia Zuloaga inaugura vivienda en Zumaya, en la finca Santiago Echea que DonIgnacio había comprado y acondicionado. Allí tendrá, demás su estudio, museo de sus colecciones artísticas, capilla y casa de guardias.
Para más satisfacción personal, en meses de este año, adquiere en Fuendetodos casa natal de Goya, su gran admirado. Luego, en el pueblo, abrirá escuela para niños y levantará un monumento al genial zaragozano, obra de Julio Antonio (1920).

Tomó parte activa en el Concurso de Cante Jondo de Granada, en 1922, por su afición y amistad con los organizadores y colaboradores: Manuel de Falla, Antonio Chacón, Andrés Segovia, Ortega Munilla, Rusiñol, Gallego Burín, y su recomendado Amalio Cuenca.
En 1921 había fallecido su querido tío Daniel. En octubre de 1924 acude al homenaje que tributa Segovia al ilustre ceramista, ya que se erige un busto realizado por Emiliano Barral sobre cuyo proyecto en barro, Ignacio puso los dedos para añadir unas notas definidoras de su rostro.
Compra en la villa de Pedraza el castillo. Rodao el incondicional, el íntimo desde su llegada a Segovia, en quien deposita su confianza, nos ha dejado testimonio escrito de uno de sus muchos viajes a Pedraza hechos en compañía de Zuloaga el 4//9/1912 y luego en abril y noviembre de 1925 dando noticias de la compra, sobre la que dio fe el notario de Segovia DonLuis Rincón Lezcano el 11 de abril de 1928.
Pedraza, en aquellos años, alejada de rutas más transitadas, el castillo, como una acrópolis griega, donde disparada la flecha visual, recorrería muchos, muchos kilómetros. Lugar de descanso y meditación. Sólo tres cuadros realizó el gran pintor vasco. La “cuestión Zuloaga” , debatida en tertulias y periódicos durante muchos años, quedó muy atrás.

Hoy Zuloaga ya no se defiende, es reconocido y admirado internacionalmente como genio de la pintura. Se encastilla para meditar, descansar, no defenderse; entre los muros reconstruidos para taller y gozar del calor familiar, se siente “en Castillado”, en esa Castilla que tanto le inspiró y a la tanto amaba.
Gran actividad ha desarrollado Zuloaga estos años. Rodao, en cortesía sin igual, pide a Zuloaga (1926) que sea el padrino de boda de su hija Adela con el destacado segoviano Ignacio Carral. Es en el año 1926, cuando por primera vez España rinde tributo especial a la obra del insigne pintor concediéndole salas del palacio de Bellas Artes que inaugura el rey Alfonso XIII.
Reproduce ese año el patio de la “Posada Los Vizcaínos” en dos dibujos que ilustrarán la obra de Falla “El retrato de Maese Pedro”.
Con la proclamación de la República, en 1931 se le concede la presidencia del Patronato del Museo de Arte Moderno de Madrid.
A partir de entonces realiza muchísimos retratos en los que hay que destacar a amigos, algunos de ellos formaron parte de la Generación del 98. Vuelve a ser premiado en la Bienal de Venecia, ahora con el Gran Premio Mussolini, (1938).
Saborea la gloria alcanzada muchos años atrás; en Madrid, reflejo de España, se le admira, se le festeja y se le obsequia. Ignacio Zuloaga, falleció repentinamente en su estudio de Las Vistilla, Madrid, el día 31 de octubre de 1945.
Mariano Gómez de Caso Estrada